DARSE una vuelta por la antigua finca Soliva, donde Teatinos pierde ya su dominio, es comprobar in situ una frenética actividad constructora: entrada y salida de camiones volquetes, cientos de obreros en los tajos, un paisaje presidido por la verticalidad de las grúas, trasiego de arquitectos y otros profesionales en sus coches particulares, palas excavadoras, hormigoneras, tubos de saneamiento apilados en las calles recién asfaltadas…
El Ayuntamiento de Málaga, a través del Instituto Municipal de la Vivienda (IMV), está construyendo una nueva barriada al norte de la carretera de la Colonia de Santa Inés -hoy prolongación de la avenida Navarro Ledesma-, en un enclave de gran proyección en un futuro no muy lejano: cerca de la urbanización El Cónsul, frente a la ampliación del campus universitario y en la franja de expansión de la ciudad hacia Campanillas, el PTA y la vega del Guadalhorce. El siguiente núcleo urbano en dirección al Oeste es Los Asperones, pero esta barriada de transición está llamada a desaparecer por su marginalidad, una vez que la Junta llegue a un acuerdo con el municipio.
Antecedentes
En la primera legislatura del PP en el gobierno de la ciudad se pensó en adquirir una gran superficie de suelo para desarrollar una macroactuación de viviendas protegidas. El ahora alcalde, Francisco de la Torre, como concejal de Urbanismo y Vivienda entonces, puso la vista en el cortijo Soliva, casi a las afueras de Teatinos, que era propiedad de la familia Hurtado de Mendoza.
A través de un convenio con los promotores de Salyt, que explotaron durante un tiempo la arcilla que había en Soliva, el Ayuntamiento consiguió la finca sin apenas coste para el municipio, según recuerda el actual concejal de Vivienda, Diego Maldonado, y corrobora el gerente del IMV, Francisco Carmona.
La tramitación fue laboriosa hasta que en septiembre de 2002 el arquitecto Salvador Moreno Peralta redactó el plan parcial de ordenación. A partir de ahí empezó a conformarse una ciudad en una superficie de 32 hectáreas con una inversión superior a los 140 millones de euros. La intervención municipal, la más importante acometida en los últimos años en esta materia, no trata sólo de satisfacer la necesidad cuantitativa de viviendas de promoción pública -1.600-, sino de llevar a la práctica un modelo de implantación territorial, «en el que la condición urbana sea sinónimo de calidad de vida», explica Diego Maldonado.
Un barrio moderno
La concepción que se tuvo en el Ayuntamiento desde un primer momento era construir un barrio moderno, «en el que la calidad de los espacios estuviera pensada para generar un sentimiento de arraigo y pertenencia al lugar», subraya el concejal. Desde el IMV no se quiso que fuera una promoción más: diseños innovadores en su arquitectura -se convocó un concurso de proyectos de edificación-, empleo de materiales capaces de reducir el consumo de energía e implantación de sistemas que garantizan la sostenibilidad, tanto de los edificios como también del entorno.
Arquitectos de prestigio como Rafael Martín Delgado, Carlos Hernández Pezzi e Isabel Cámara; empresas constructoras de la solvencia como Vera, Dragados, Ferrovial, OHL o FCC, y entidades financieras como BBVA, La Caixa o Unicaja están poniendo los cimientos de esta barriada de nueva creación, donde se construirán 26 bloques de variados diseños y tipologías, con casi 1.600 viviendas de distintos régimenes. De ellas, el Ayuntamiento promueve 1.530. Las setenta restantes, en régimen de alquiler, las construye La Caixa -el Consistorio le vendió en Soliva una parcela-.
En el concurso de proyectos que convocó el IMV participaron arquitectos de la talla de Luis Machuca, Salvador Moreno Peralta, José Seguí, Alfonso Peralta de las Heras e Iñaki Pérez de la Fuente, cuyos trabajos no fueron elegidos por el jurado calificador. El entonces decano del Colegio de Arquitectos, Andrés Álvarez de Toledo, llegó a definir de «actuación ejemplarizante del Instituto Municipal de la Vivienda» esta iniciativa, al tiempo que consideraba que enriquecía el patrimonio arquitectónico de la ciudad.
«Las obras van a buen ritmo. En estos momentos están en ejecución 1.236 viviendas, y 294 ya están adjudicadas y estamos a la espera de firmar el contrato», señala Diego Maldonado. De las 1.530, 1.144 son en venta y 386, en alquiler.
Ya se visualiza la urbanización de la barriada, en la que se han invertido 8,8 millones de euros. Las obras concluirán en diciembre. Avenidas de dos carriles en cada dirección, que cruza Soliva de norte a sur, amplias aceras donde se ha creado un carril para bicicletas y amplios contenedores soterrados de basura en las aceras son algunas de las prestaciones que ofrece la urbanización del entorno.
Precios
Los precios prohibitivos de las viviendas en el mercado inmobiliario han empujado a muchas familias a optar por una de protección oficial. Casi 24.000 malagueños presentaron una solicitud para conseguir una de estas viviendas.
El sorteo se celebró en diciembre del pasado año en el Martín Carpena, pero el IMV todavía no las ha adjudicado. Los pisos son de dos, tres y cuatro dormitorios. Todos tienen una plaza de garaje y un trastero asociados a la vivienda. Los precios oscilan entre 62.000 euros -10,3 millones de pesetas- y 128.000 euros -21,2 millones de pesetas-, en función de la superficie, ubicación y régimen. Los adjudicatarios de las viviendas de alquiler pagarán al mes unos 300 euros, aproximadamente. Con esos precios y esas calidades es lógico que la gente suspire por una de estas viviendas. «Estamos desarrollando un gran esfuerzo para que los ciudadanos de Málaga puedan disponer de una vivienda digna y a un precio asequible», dijo el alcalde en la presentación del proyecto.
«Durante el año 2009 entregaremos las distintas promociones y ya se verá a gente viviendo en Soliva», subraya Maldonado. A un promedio de tres personas por vivienda, se estima que a la vuelta de un par de años residan aquí unas 4.800, una población superior a la que tiene el 75% de los pueblos de la provincia de Málaga.
El Ayuntamiento no ha definido aún los equipamientos que construirá en Soliva, aunque en un primer momento se informó de que destinará 13.000 metros cuadrados a zona deportiva; 20.000, a zona escolar; 10.000, a zona social, y 72.000 metros cuadrados a zona verde pública y de juegos, aprovechando la vaguada que existe en la parte Este de la finca al paso del arroyo de las Cañas.
Noticia extraída de: Diario Sur