La droga en Los Asperones ha hecho mucho daño, pero ya es historia. Si antes estaba presente en un 90% de las familias ahora se ha reducido a un 5%», afirma Juan Moreno residente de la primera fase de ese núcleo poblacional. Una tesis que corroboran sus vecinos José Manuel Heredia y José Manuel Santiago.
Defienden la evolución que ha atravesado el barrio en los últimos años y aseguran que, pese a las carencias más básicas, han conseguido vencer obstáculos como el desempleo. Hoy casi un 50% de las familias tiene trabajo normalizado. «Antes se dedicaban a empleos como la chatarrería. Hace cinco años había diez nóminas sólo y ahora pueden existir unas 100», precisa Heredia.
La voluntad y las ayudas, con cuentagotas, son sus principales bazas. Por ejemplo, Limasa ha ofrecido algunos empleos a los vecinos. En concreto, tres. «De aquí sacaron hace dos años cuatro millones de kilos de basura, 20 camiones diarios durante un mes», relata Santiago. Desde ese día, los tres se encargan de la limpieza de la zona. Aunque la cosa ha mejorado, denuncian que viven en un gueto y que, en los 19 años de existencia de la barriada, no ha llegado ni siquiera un banco para sentarse. «No tenemos alcantarillado, ni asfaltado, ni farolas, ni un triste parque en el que los niños puedan pasear. No hay nada. Aquí nuestros hijos y nuestras mujeres no pueden hacer nada más que estar en casa. No hay costumbre de salir de la zona por lo que la enfermedad más común es la depresión», dicen.
Acerca del anuncio de la Junta de Andalucía de iniciar ya en 2006 el desmantelamiento de esta barriada tras 19 años de espera se muestran incrédulos. «Llevamos 20 años así. Ojalá». Eso sí, ante la alternativa que planteará el Ejecutivo andaluz de poder continuar en la zona con una nueva vivienda o integrarse en otros barrios los tres coinciden en que quieren marcharse y creen que casi todos lo harán.
Un barrio sin futuro. Juan Moreno, José Manuel Heredia y José Manuel Santiago, acompañados del padre Francisco Ruiz, conocido como el `cura de Los Asperones´, realizan un recorrido por cada rincón de la barriada para mostrar a La Opinión de Málaga su estado real. Carreteras principales sin asfaltar, carencia de iluminación y de servicios básicos e infraestructuras, chabolas e infraviviendas edificadas junto a las casas prefabricadas que se levantaron en origen… La situación es poco alentadora.
La visión de estos tres anfitriones es coincidente. «Da vergüenza que haya una barriada como ésta. Si me van a meter en un bloque con la misma gente, me iría de aquí. Es un barrio complicado, no porque vivan nada más que gitanos sino porque ha estado apartado 19 años hasta que este hombre -Francisco Ruiz- se ha acordado de nosotros», afirma Moreno.
Este residente considera además que la situación del barrio es «crítica», «los niños a partir de los 12 años no tienen ninguna posibilidad, no aspiran a nada». Por eso quieren marcharse y no permitir que sus hijos y sus hijas crezcan en este ambiente, sino que estudien y tengan oportunidades. Mientras, las familias van casando a sus hijos que chocan de pleno con los exagerados precios de la vivienda y terminan por adosar chabolas a las casas prefabricadas. «Aquí las niñas se casan por aburrimiento y yo quiero que trabajen, que no se casen a los 15 años. Luego que se casen si quieren pero con sus estudios hechos», resalta Santiago que tiene tres hijas de 13, once y cuatro años.
«A nosotros nos han destruido nuestra juventud entera. Yo llevo ocho años con depresión. Hemos visto a muchos amigos morir por la droga. Siempre es lo mismo. Ahora estorbamos porque Málaga crece para acá», sentencia Moreno.
La droga. Estos tres residentes aseguran que no existen conflictos importantes en Los Asperones. «Aquí no se ha escuchado ninguna pelea fuerte, ni muertes ni puñaladas. Ha muerto mucha gente por la droga y muchas familias han ido a la cárcel y han tenido que ponerse a recoger chatarra», narra Moreno.
Pero, si la vivienda es una utopía, el trabajo no le va a la zaga. «Si eres de Los Asperones no te contratan, te dicen que ya te llamarán. Pero, si omites este detalle, consigues un trabajo. Así lo ha obtenido la mitad del barrio».
Por su parte, José Manuel Santiago, indica que «ahora no hay droga, pero esto ha sido muy malo». «Antes no podías entrar en el barrio, te quitaban el bolso, la cartera y todo. La droga fue aquí una ruina para el barrio, una maldición. La gente empezó a entrar en la cárcel, fue despertando y comenzó a buscar trabajo», indica.
Por último, Moreno destaca que en el barrio hay niños que han ido por primera vez a la playa con 14 años y mujeres de 70 que nunca han ido al cine.
Larga vida. Los Asperones se crea en 1987 como una barriada de transición para dar respuesta a unas necesidades de alojamiento de distintos núcleos chabolistas de Málaga (Estación del Perro, Puente de los Morenos, Portada Alta) y familias desalojadas de corralones de Martínez Maldonado y calle Castilla, que vieron agravada su situación por unas inundaciones acaecidas a finales de la década de 1980. Se divide en tres fases, la I y la III agrupadas en el mismo entorno espacial, y la II separada por un riachuelo, sin solución de continuidad.
Noticia extraída de: La Opinión de Málaga.